Texto: El Señor La Porta / @elsrlaporta
Ayer en el Estadio Azteca se registró la peor asistencia a un partido de la Selección Mexicana desde el año 2003. Un total de 23,460 espectadores donde la mayoría, fueron cortesías y no es culpa de la afición ¿Quién quiere pagar 1,800 pesos un martes a las 8:30 de la noche para ver a México vs Panamá? El tema es que aunque en cancha estuviera ‘El Chucky’, Pizarro y compañía, no deja de ser un partido molero más. Uno que sabes quién ganará e incluso desde la previa sabes que de espectacular poco tendrá. Muchas patadas y poco fútbol.
El problema que tengo con las fechas FIFA no va por ahí, la cuestión es que el calendario está mal gestionado por una simple necesidad: Cobrar. Si ponemos en una balanza el tipo de calendario futbolístico que actualmente tenemos, hay una fecha FIFA cada dos meses y en verano tenemos torneos de selecciones. Lo que genera esto es que los clubes tengan que trabajar de manera interrumpida porque cuando se está tomando ritmo se corta éste y toca prestar jugadores. Para las selecciones es peor porque únicamente cada dos meses tienes oportunidad de entrenar con tus compañeros y honestamente ¿Qué tanto puedes mejorar como conjunto si entrenas cinco días cada dos meses? Poco.
Los jugadores son los que más sufren. Comienzan con una pretemporada, empezarán a entrenar entre semana, jugar los fines de semana y en poco tiempo empezarán a jugar a media semana Copa, Concacaf o cualquier otro torneo molero que la federación se haya inventado. Cuando venga la fecha FIFA los seleccionados tendrán que tomar un avión para entrenar en Estados Unidos y si bien les va, jugar en una cancha diseñada para practicar el balón pie. Si a eso le sumamos que los seleccionados mexicanos tienen que competir con selecciones como Panamá que aplaudida por la prensa por lesionar a Hirving Lozano, no hay cara con qué exigir que jueguen a tope sin temor a lesionarse. Para los no convocados generalmente son “Días relajados”, podrán entrenar o no pero sin duda la intensidad será menor lo que provoca el principal problema, perder ritmo de competencia.
La solución: Si se replantea el calendario podría implementarse un torneo sin interrupción a lo largo del año futbolístico lo que generaría que puedas terminar tus torneos en abril y tienes prácticamente tres meses para que las selecciones entrenen, jueguen un torneo oficial y los futbolistas tengan vacaciones. Así ni los clubes pierden el ritmo, no sometes a los jugadores a viajes innecesarios y las selecciones tienen tiempo para trabajar como conjunto y participar en una competencia oficial.