Hubo drama en el Morelos y algunos héroes sin capa.
No estuvieron en la cancha. Fue en Preferente Oriente.
Una persona de la tercera edad se desplomó en las butacas. Nadie lo había golpeado. Era su corazón. Un paro cardiaco.
Recién el partido empezaba y pude observar todo de cerca porque la gente se levantó como cuando hay bronca y voltean hacia un punto en particular de la grada, olvidándose del partido.
Corrí para acercarme a ver qué sucedía. Pude ver a un tipo de unos 50 años dando reanimación cardio vascular al señor caído.
Fue impactante. Me retiré a mi lugar de origen consternado. Hice un poco de oración.
Los siguientes minutos fueron complicados. Alguien se moría en el estadio. Era muy duro.
Ahí la gente se solidarizó. Todos. Desde los que pedían abrir espacio para que circulara más oxígeno, hasta los paramédicos que llegaron para estabilizarlo.
Aficionados y personal de seguridad del estadio se unió y trabajó en equipo para salvarle la vida a ese señor. Con mención honorífica para el personal de Monarcas, que accionó de inmediato con un Lenin Pérez preocupado y actuando como otro héroe movilizador para agilizar el protocolo de intervención.
Vi al cardiólogo del equipo (olvidé su nombre) colaborando con gran atención. Volteé a ver el palco y vi a Mauricio Lanz dando instrucciones.
Hoy hubo héroes en el Morelos y un gran ganador.
No estuvieron en la cancha. Pero salvaron una vida.
La Copa MX puede esperar.