Al conmemorar o festejar la fecha del No Descenso, la afición fomenta la mediocridad de Monarcas Morelia.
No es un hecho para presumir. Haberte salvado de perder la categoría en el último minuto fue evitar una tragedia, pero no dejó de ser vergonzoso a un equipo habitualmente animador o protagonista, metido en tal drama.
Yo todavía me pregunto ¿qué hubiera sucedido si Monarcas descendía? En una perspectiva imaginaria muy romántica, me hubiera gustado, para empezar desde cero. Borrón y cuenta nueva. Dar un paso hacia atrás, para dar dos pasos hacia adelante.
Por fortuna para la ciudad no pasó, porque nada hubiera garantizado tampoco que el equipo volviese pronto a Primera. ¿Se imaginan que fuese Morelia uno de los equipos que ahora mismo estuviese en el Ascenso MX sin la posibilidad de subir en las próximas seis temporadas?
Festejar el No Descenso fomenta y solapa la mediocridad. Tres años han pasado y un gran sector de la afición lo celebra compartiendo videos de aquel partido en Monterrey, como si se hubiese tratado de una hazaña. Pero en realidad no lo fue.
Para llegar a ese punto, Monarcas fracasó en varios torneos, en los que desfilaron cualquier cantidad de directores técnicos, directores deportivos y jugadores. Aquello era un hervidero. Rodaban cabezas por todos lados. Hasta que rodó la de Pablo Boy y entonces regresó el sentido común. Justo a tiempo. Con Enrique Meza en un primer salvamento y Roberto Hernández en un segundo salvamento, el que la gente ha festejado todo este miércoles.
La directiva de Monarcas Morelia fue coherente. Ni un post al respecto en redes sociales. Ellos saben que aquel famoso 90′:33” no se festeja. Se lamenta.
(Por: Marco Malvido).