Se hizo viejo el campeonato. Tanto que ni siquiera se sabe dónde está el trofeo.
Pasaron 21 años. Aquel título de Monarcas Morelia ya podría ser mayor de edad en Estados Unidos.
Se fueron más de dos décadas y aquellos héroes que vestían de rojo y amarillo ya pintan canas, lucen arrugas y algunos tienen panzas prominentes.
Pero son y seguirán siendo históricos. Hoy con más nostalgia y añoranza que nunca se recuerdan, porque el invierno aquel está muy lejos de repetirse desde Liga Expansión.
Lo que sucedió aquel 16 de diciembre detuvo el tiempo. El señorial Centro Histórico de Morelia fue la sede perfecta para la fiesta más larga que los morelianos recuerden.
El festejo tras los penaltis en Toluca fue masivo. Lleno de júbilo. Se rompieron, o mejor dicho, se unieron las clases sociales en un solo abrazo, en un solo canto: “¡Campeón, Campeón! Campeón hay uno solo, se llama el Morelia”.
La camiseta de Order Express; un patrocinador que se volvió inmortal, se convirtió en una reliquia, en una pieza de museo con el paso de los años.
Así como piezas de colección son aquellas fotografías de aquella banda de locos con la barba a medias y desaliñada, dando la vuelta olímpica, primero en ‘La Bombonera’ y al día siguiente en un repleto estadio Morelos.
Hoy muchos de los aficionados que disfrutaron aquella tarde de gloria ya no están con nosotros. Y muchos de los que ahora están, no les tocó vivir aquel momento. ‘Cholita’ y ‘El Mago’ seguramente hoy están de fiesta en el cielo.
Cientos de jugadores llegaron después y nunca ninguna generación posterior logró igualar aquella hazaña, hecha por:
Ángel Comizzo. Sergio Cisneros. Moisés Muñoz. Darío Franco. Salvador Mariscal. Hugo Chávez. Heriberto Ramón Morales. Omar Trujillo. Mario Ruiz. Carlos Morales. Miguel Hernández. Marco Rodríguez. Jaime Alarcón. Flavio Davino. Jorge Almirón. ‘Pastor’ Lozano. ‘Tato’ Noriega. Gerardo Mascareño. Carlos Pavón. Alex Fernandes. Y Luis Fernando Tena como DT.
Hoy es un día para hacer un espacio y recordar. Volver a vivir y volver a gozar el invierno aquel… un enorme recuerdo. Quizá el más feliz. Y cada vez más lejano.