Redacción.- Se podrá cuestionar el andar del Atlético Morelia, en su peor torneo en Liga Expansión. Pero habrá que reconocer la valentía con la que el cuadro de Scoponi cayó de pie, ante el líder, en un partido sin escrúpulos, porque el ‘Canario’ merecía más, que una condena que ya se anticipaba por su endeble manera de defender.
Fue un juegazo. Un espectáculo atípico de la categoría. Por la necesidad del Morelia y la estirpe de Venados, provocaron que ambos solo tuvieran una cosa bien metida en la cabeza: ir por goles. Fueron siete, pero pudieron haber sido diez mínimo. De no haber sido por fallas graves en la definición, como la de Sleyther Lora, al minuto 14, que sin portero enfrente, la mandó a un costado, tras un grosero error de la zaga moreliana, que entregó la pelota al rival.
Morelia sufrió todo el partido en defensa. Aunque en esta ocasión, tuvo la capacidad de hacer daño al frente y tomar una ventaja de dos goles que sirvió solo de espejismo. Pero ventaja construida a base de merecimientos.
Al 28’, Vega llegó a línea de fondo y metió un gran centro que Paul Galván persiguió hasta el segundo poste, para poner en ventaja al rojiamarillo. Cinco minutos después, el propio Galván filtró al hueco una pelota que se le alargaba mucho a Alonso Flores, quien con una exquisita definición, le dio alcance al balón y lo mandó a la red ante el achique de Santi Ramírez.
Clave fue el ex portero del Morelia, Santi Ramírez, en darle vida a su equipo, porque al minuto 40 y con un ‘Canario’ echado encima, le tapó con un manotazo bestial, un potente cabezazo a Leobardo López, tras gran jugada de Vergara por derecha. Jugada crucial.
Así como crucial fue el gol de Patricio Zerecero, un minuto antes del descanso, para darle vida a Venados.
Y esa vida fue aprovechada en el segundo tiempo. Venados se lanzó con todo por el empate desde el silbatazo que arrancaba el complemento, y al 56, ya lograba el empate, con un remate de Luis Calzadilla, quien desde el medio campo llegó sin marca para definir.
El mismo Calzadilla se encargó de darle la vuelta al marcador. Repitió la fórmula. Llegó sin marca desde el medio campo, para conectar un cabezazo que dejo sin oportunidad a Toño Torres, quien ya había tenido un par de atajadas previas.
Morelia jamás tiró la toalla. Fue valiente en todo momento y Alonso Flores, cuya entrega resultó emotiva en todo el partido, le ganaba a Santi Ramírez un balón aéreo, para conectar un cabezazo que devolvía la ilusión. Era el minuto 78.
Fue el propio Santi Ramírez el encargado de acabar con esa ilusión, con una enorme atajada sobre un disparo violento de Sergio Vergara desde la media distancia. Era la ventaja para un Morelia, cuya actitud kamikaze en los últimos minutos terminó por liquidarlo.
En la siguiente jugada, un contragolpe letal terminó en un pase a la red de Carlos Rosel, quien había ingresado hace poco al campo. Era el 3 – 4 definitivo.
Aún con otro golpe en el pecho, Morelia cerró el partido en busca del empate, pero no lo logró.
Fue valiente hasta el final. Pero demasiado tarde en el torneo. Un Clausura para el olvido. Del cual ya habrá que despedirse.
(Por: Marco Malvido).