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COLUMNA – De Primera Intención – ¿Jogo bonito o jugar para ascender?

Por: José Manuel Díaz Arenas / @josemanueldiaz

No hay sentimiento más hermoso que ver anotar gol a tu equipo favorito, más aún, si el gol viene precedido de una gran jugada colectiva o individual y ni mencionar si es el definitivo para ganar un campeonato.

Pero para llegar a ver algo así, debe haber un trabajo colectivo, una idea futbolística y una constante práctica de ensayo y error hasta poder ‘perfeccionar’ un estilo de juego que sea capaz de romper cualquier defensiva, desmoronar la media cancha y nulificar el ataque del contrario.

Es aquí donde los tiempos cortos de pretemporada, los torneos cortos, los resultados inmediatos y la poca paciencia en muchas directivas, no embona con lo esperado. Pensar en un plan a largo plazo, hoy en día, en el futbol mexicano (sea la categoría o división que sea) es hablar de un ideal. Cinco jornadas son suficientes para dar marcha atrás a un proyecto que se gesta con la firma y las sonrisas del cuerpo técnico y la gente de pantalón largo, para después terminar agradeciendo y deseándole al entrenador éxito en su próximo proyecto.

Si además de lo antes mencionado, pensamos en una competencia que tiene reglas para tener cierta cantidad de menores de 23 años, extranjeros y mayores de 23 años, un formato de competencia complaciente donde 12 de 16 califican, agregamos el ‘pequeñísimo’ factor de que NO HAY ASCENSO en tres años, resulta complicado, casi imposible, ofrecer a la afición de algún equipo, un proyecto sólido, confiable, que no cambie cada seis meses a sus figuras, jugadores a préstamo o cuerpo técnico. 

Parece que las condiciones son de otro planeta, pero me faltó algo que pone la cereza del pastel en toda esta ecuación, si agregamos el factor COVID-19, tenemos entonces planteles incompletos, que tienen que reprogramar juegos, cambiar toda la dinámica y planeación, entrenamientos, comidas, hospedajes, transportación, que con meses se ha pactado o al menos ideado. La falta de entradas, insumos, dinero en general, provoca que no haya cabida para las bien llamadas “fuerzas básicas” que no logran apoyar al primer equipo y lo que podría ser un basto plantel de 24 a 28 jugadores, se reduce a 11 jugando y un máximo de siete en la banca. 

Hay quien piensa que, con todo y todo, el equipo – sea cual sea de los 16 – debe jugar bien, tener una idea clara de lo que el entrenador quiere, asumiendo que el plantel lo armó él con sus auxiliares y no la directiva, y que en poco tiempo llene la pupila al aficionado a través de la pantalla, genere llegadas, recupere balones, sea sólido en defensa y tenga un líder en el arco.

¿Se puede jugar bonito? ¡Claro! Dirán algunos, “a eso se dedican”, “eso hacen todo el día”, “tienen tiempo libre”, “en la municipal hay mejores jugadores”, “mi primo juega más” y mi favorita: “si no fuera por mi rodilla, yo hubiera estado ahí”. Y no lo dudo, tuve grandes amigos, compañeros de equipo y conocidos que eran tremendos jugadores y hoy están igual que todos nosotros, mirando a través de la televisión.

El debate es si con jugar bonito (pese a todos los factores descritos), la afición se quedará tranquila. Si les bastará con que el equipo sea ofensivo, genere explosividad por las bandas, haya duelos mano a mano y se ganen la mayoría, ataques por el centro, se dispare a gol, tener jugadas a balón parado que tenga un porcentaje alto de efectividad, se vea a los jugadores partirse el alma en cada balón como si fuera el último, tener posesión de la pelota y no dejar que el rival haga su juego, aunque no se consiga un título (de chocolate).

O mejor se dedica este tiempo, la adversidad, la pandemia, etc., en formar un equipo con bases sólidas, estructura, idea de juego clara desde lo que pueda ser un proyecto de fuerzas básicas hasta el primer equipo, patrocinios fuertes, certeza a la afición de que el plantel se quedará en casa, comodato del estadio sin letras pequeñas, transparencia, cumplir las promesas hechas (playera conmemorativa, jugadores michoacanos en el plantel, quienes son los dueños, etc.) 

Tener el mejor proyecto de la Liga de Expansión debe ser la prioridad. Ya se tienen las instalaciones de primer nivel, todo para que en la cancha se refleje y el tan anhelado ascenso corone un arduo trabajo de dueños, directiva, cuerpo técnico, jugadores, staff y por supuesto, la leal y gran afición que apoya en las buenas y en las malas al equipo. 

¿Qué veremos en este torneo? Un mejor Atlético Morelia. Aún hay detalles por pulir, pero de a poco se han ido cumpliendo. Se trajeron refuerzos con cartel para esta Liga. Falta, a mi parecer, un portero que pelee con Arana, Núñez y Huerta; falta un creativo, un diez natural que proyecte al equipo con mayor claridad al ataque y falta un central que apriete a Ledesma y Loeschbor. 

¿El aficionado que prefiere, jogo bonito o proyecto a futuro? 

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