(Por: Marco Malvido / @MarcoMalvido).
Redacción.- 151 minutos disputados con el Atlético Morelia le bastaron a Diego Jiménez para demostrarle a la afición michoacana que es un jugador distinto para la categoría.
Una vez más el futbol nos vuelve a dar una lección. No es necesario ser un atleta para ser un buen futbolista. Lo vimos con Cuauhtémoc Blanco, lo vimos con Mohamed, con ‘El Pastor’ Lozano y ahora lo vemos con Diego, cuya panza prominente no le impide dar lecciones de buen futbol.
Llegado como refuerzo para este torneo al Canario, mucho dudé de su capacidad de aporte al venir de la Liga de Balompié Mexicano (LBM) y con 32 años a cuestas.
Desde el primer partido, en Tlaxcala, comenzó a convencer. De entrada su titularidad fue sorpresiva. El propio Valiño había dicho a su llegada que la intensidad que se maneja en LBM está muy lejos de la que hay en Liga Expansión MX, pero con el trabajo de la pretemporada se logró acercarlo a la puesta a punto y lo demás, Diego ya lo domina. Ahí dejó un par de pinceladas: un pase delicatessen a Martínez (al arranque del 2T), que no aprovechó en el mano a mano y un recorte espectacular con definición a la red, gol que fue invalidado por fuera de lugar.
Nacido en Guadalajara en 1988, Diego es de esos jugadores que le ponen alegría al ataque. Su técnica individual es muy depurada, ello desde pequeño le ha dado la confianza para intentar jugadas diferentes.
Hay una cepa de jugadores cuyo talento natural no solo les hace jugar al futbol, sino que pueden también ‘sentir’ el futbol. Tener ese don natural de anticipar a las jugadas con la mente, de intuir qué es lo que va a pasar. Tal como lo demostró en la acción del taco que se inventó ayer en la jugada del gol del triunfo Canario, que definió de gran manera Diego Martínez.
En esa jugada, Jiménez demostró técnica, cerebro, imaginación y picardía. Rompió el orden defensivo de Tampico, generó espacios donde no los había. Fue una jugada distinta.
Mucho he cuestionado que en esta categoría, la Liga Expansión MX, no hay jugadores diferentes. Son pocos los capaces de crear, de sacar un truco de magia del sombrero. Hay que darle el mérito a Valiño por sacar a Jiménez de donde estaba y traerlo a Morelia. Esta es una plaza donde al jugador diferente de le venera, se le respeta y se le puede llegar a idolatrar. Ha habido varios así en la historia de esta ciudad.
Jiménez ya ha dejado testigo de su magia en Primera División. En su paso por Lobos BUAP hizo goles de estupenda manufactura, que solo reflejan lo que se comunica en estas líneas.
Jiménez. Un distinto en el Morelia. Un aliciente para la afición, para que disfrute un poco más este presente y la aventura que presenta la Liga Expansión MX como contexto actual.
¡Olé, Diego!