Desde el nacimiento de la Liga Expansión MX, se le quitó el sabor a la competencia al suspender el ascenso deportivo.
A pesar de todo lo vivido en estos últimos tres años con el despojo y la mudanza, el retorno del mítico Atlético Morelia, el escudo, el nombre y los colores, las finales ganadas y perdidas, el aficionado hasta la fecha no olvida lo que hicieron, pero tampoco abandona.
Como en cada inicio de torneo, la afición aguarda por ver a su equipo saltar a la cancha, de visitante o de local, con el mismo objetivo decretado: ser campeones.
Jugadores y técnicos van y vienen. Nosotros nos quedamos. La expectativa que genera Carlos Adrián Morales al frente del equipo durará todavía este torneo y es que, pese a que aún no se oficializa el ascenso y por el contrario, se posterga cada vez más, tener gente de casa en el equipo es de los pocos placeres que nos dejan.
Luego de una final memorable disputada hace un par de meses frente a Tapatío, las emociones se mantienen intactas. Hay que decirlo, “El Eterno” le devolvió la magia al juego y aunque no se pudo coronar con el título, la “derrota” es el mejor maestro, por eso y más tiene toda nuestra confianza, porque siempre ha sabido levantarse.
La nostalgia y la memoria son fuentes inagotables para sostenernos en estos tiempos, sin embargo, uno desea con todas sus fuerzas que los federativos sean desenmascarados y tengan un poco de honor al tomar decisiones.
Todo lo que ha padecido la afición del canario tendrá su revés. Valdrá la pena todo esto, ya no se puede ocultar que es insostenible el negocio del fútbol, la historia reciente ha dado muestras de que el dinero no compra prestigio ni tradición, pero ver a un equipo como el Morelia, sin nada qué perder y todo por ganar, mueve montañas.
(Por: Alfredo Garcidueñas).